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Rojo o azúl

La señorita Mapp - E.F.Benson

Aquello era realmente maravilloso, y la señorita Greele estaba totalmente en lo cierto, porque no quedaba ni el más mínimo rastro de que aquel vestido hubiera sido azul martín pescador. Casi no daba crédito a lo brillante y roja que era la prenda; parecía casi como si derramara un fulgor rojizo sobre el techo de la estancia. 
Y el detalle de que la gasa naranja que cubría el cuello y las mangas se hubiera teñido de negro (siguiendo el gusto exquisito de la señora de Titus Trout) no hacía sino respaldar el esplendor del conjunto y conferirle un resplandor deslumbrante. El azul martín pescador parecía, en comparación, una cosa espectral y cadavérica al lado de aquel nuevo vestido. Aunque -la señorita Mapp estaba convencida- aquello sería doloroso para Diva, también sería, como todas las personas de buena voluntad desearían, una lección para que no se volviera a atrever con semejantes lujos. Y aprendería esa lección (Dios mediante), pensó la señorita Mapp, al día siguiente en la partida de bridge que se celebraría en casa de Susan. También el capitán Puffin aprendería una lección, porque uno nunca es demasiado viejo para aprender una lección o, para el caso, darla. 







La moda y los disfraces

Irene Adler quote
Fuente



Siempre he dicho que vestirse es como disfrazarse. Como el quimono y maquillaje de una geisha que la trasforman en otro ser. Lo que vestimos dice tanto de nosotros que nunca he creído que no hay que juzgar a un libro por las tapas. 

Si tienes el ojo entrenado puedes hacerlo. 

Lo que vestimos dice a dónde vamos, de dónde venimos, lo que queremos aparentar y lo que nos esforzamos en ocultar. Es un indicativo de cómo nos sentimos, de nuestra autoestima, de nuestra educación, de nuestra profesión. 

Uno de mis ejercicios favoritos es fijarme en la gente y estudiarla por lo que llevan puesto. Pero no quedarse en la superficie. Hacer, lo que a mis amigos y a mí nos gusta llamar un “Sherlock”. Tratar de deducir todo lo posible de una persona por lo que lleva puesto. 

Y a veces se acierta, y otras se falla, pero como cualquier ciencia, la experimentación es lo que lleva a la perfección. 

Y si lo dice Irene Adler, va a misa. 

La mujer perfecta según Jane Austen

Elegant Woman Mona Lisa


Orgullo y Prejuicio - Jane Austen

- No se puede decir que alguien sea de verdad brillante si no sobrepasa con mucho a lo que encontramos de ordinario. Una mujer ha de tener un conocimiento completo de la música, del canto, del dibujo, del baile y de los idiomas modernos para merecer ese calificativo; y junto a todo eso, ha de poseer un algo indefinible en el semblante y en la manera de andar; así como en el tono de voz, la elocución y la manera de expresarse, porque, de lo contrario, sólo merecerá a medias ese elogio. 

- Ha de poseer todo eso, y aún algo más sustancial, mediante el perfeccionamiento de su inteligencia gracias a unas lecturas muy extensas. 

- Ya no me sorprende que sólo conozca usted a seis mujeres con tan grandes perfecciones. Más bien me maravilla que conozca usted alguna.

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¿Y quién conoce a una mujer con todas éstas virtudes? Por desgracia, aquellos que poseen las virtudes que nosotros apreciamos, cultivan también otros defectos que detestamos. 
Si bien no le falta razón a Mister Darcy, pues, todas las virtudes exteriores pierden su fureza cuando su poseedora en cuestión abre la boca. 
Y hay tan pocas que al hacerlo, hacen que el resto parezca trivial....

La moda en provincias de Poirot

Lauren Bacall Black&White
Lauren Bacall

Primeros casos de Poirot - Agatha Christie.

Por regla general personas de toda especie acuden a consultar a Poirot, pero, en mi  opinión, la mujer que se detuvo, nerviosa, junto a la puerta manoseando el boa de plumas, era de las más vulgares. Representaba unos cincuenta años, era delgada, de rostro marchito, vestía un traje sastre y sobre los cabellos grises se había puesto un sombrero que la favorecía poquísimo. En una capital de provincia pasamos todos los días por delante de muchas mistress Pengelley.


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Siento discrepar con el querido Hastings, pero según mi humilde experiencia, las mujeres de provincia visten bastante bien. Probablemente debido al qué dirán  saben llevar las prendas, las modas de una forma más contenida, lo cual es siempre, una decisión muy acertada. 



La tía Mame y el vestido rojo

La tía Mame y el vestido rojo

Aprovecho esta frase del libro de La tía Mame para experimentar un poco con Polyvore.

La tía Mame - Patrick Dennis

La señorita Gooch atravesó despacio la habitación con su combinación blanca y sus zapatos ortopédicos y volvió con un auténtico cargamento de rutilantes vestidos de noche -. ¡Deja el rojo ahora mismo, Agnes! - dijo la tía Mame desde las profundidades de su kleenex -. Eres tú la que tienes que llevar el vestido, y no él a ti. No, querida, con el de color lima parece que tengas ictericia. Creo que será mejor que vayas de negro, con eso nunca te equivocas.

Miss Marple y el feminismo




- Apuesto a que en sus tiempos debía de haber magníficas esposas - Suspiró Dermot Craddock.
- Estoy segura, querido muchacho, que hoy día consideraría usted el tipo de joven a que acaba de referirse poco adecuado para compañera. Las muchachas de antaño no eran intelectuales y muy pocas de ellas poseían títulos universitarios o distinciones académicas.
- Hay cosas preferibles a las distinciones académicas - Repuso Dermot -. Una de ellas es saber cuando un hombre desea tomar un whisky con soda en lugar de té, y ofrecérselo.
Miss Marple le sonrió afectuosamente.


El espejo se rajo de parte a parte - Agatha Christie


Parafraseado a Peter Griffin: ya no queda buen machismo como el de antes.

Prendas que evocan

Hay ropa que te hace sentirte aventurero. Esta es mi camiseta de ligar  - dicen algunos - con estos zapatos me siento alguien importante – piensan otros. Siempre hay ropas que nos compramos por evocaciones, fantasías que nos inventamos: con una barbour y una camisa Oxford me veo paseando a los perros por la campiña inglesa. Con ese gorro y ese abrigo me imagino que soy una secretaria de Mad Men. Con esos pantalones y esa bufanda me siento tan parisino.

Algunas prendas te hacen pensar en besos en el campo con chicas que leen a Nancy Mitford y que besan bajo paraguas de tartán.

No es pecado, después de todo, el vestirse tiene algo de jugar, de esperanza, de armadura. De que las cosas más interesantes nos ocurrirán si vamos adecuadamente vestidos, de que el hábito sí que hace un poco al monje.

Demasiado demasiado

- ¿Sabe usted algo de él...? Que lo desacredite, quiero decir.
- Iba demasiado bien vestido... llevaba el pelo demasiado largo... y olía a perfume.
- Y, sin embargo, acepto su invitación para cenar - apuntó Battle.
-Si cenara solamente en las casas cuyo dueño es de mi completo agrado, temo que no saldría mucho de noche, superintendente - replicó Despard con sequedad.
- Le gusta a usted la vidad de sociedad, pero no la aprueba ¿verdad? - sugirió el otro.
. Me gusta, pero por períodos cortos. Sí; me gusta volver de la selva para encontrar habitaciones iluminadas, mujeres vestidas con ropas encantadoras; para comer bien, bailar y reir... pero solo por un tiempo. Luego, la insinceridad de todo me produce náuseas y quiero marcharme otra vez.

Cartas sobre la mesa. Agatha Christie.

Son unas frases que yo habría podido decir perfectamente (si es que no las he dicho ya antes)