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La importancia de la ropa

Tienes un pelo precioso, Katherine. ¿Te molestaría que intentara hacerte un peinado nuevo?

Katherine se encogió de hombros.

- No, hazlo. Sé que mi peinado es un espanto, pero no tengo tiempo de estar rizándome el pelo todo el tiempo. No tengo vestido de fiesta. ¿Podré ir con el verde de tafetán?

- Tendrá que ser ése, aunque el verde es justamente el color que no deberías usar, querida Katherine. Pero te pondrás un cuello rojo de gasa que te he hecho. Sí, lo harás. Tendrías que tener un vestido rojo Katherine.

- Siempre he detestado el rojo. Cuando fui a vivir con el tío Henry, la tía Gertrude me hacía usar delantales de un rojo intenso. Los otros niños de la escuela gritaban “¡Fuego!” cuando yo entraba con uno de esos delantales. Además, no tengo paciencia para la ropa.

- ¡Que Dios me dé paciencia a mí! La ropa es muy importante – dijo Ana en tono severo, mientras trenzaba y recogía el cabello de Katherine. Observó su trabajo y vio que era bueno – Hay tanta gente desabrida que realmente cambiaría muchísimo si hiciera un esfuerzo…


“Hace tres domingos, en la iglesia… ¿Recuerdas el día en que el pobre señor Milvain dio el sermón y estaba tan resfriado, que no se le entendió nada? Bien, pase el tiempo embelleciendo a las personas que me rodeaban.  Le puse a la señora Brent una nariz nueva, ricé el pelo de Mary Addison, y al de Jane Marsden le di un enjuague con limón. Vestí a Emma Dill de azul en lugar de marrón, a Charlotte Blair la vestí con rayas en lugar de cuadros, saqué unos cuantos lunares y afeité los bigotes caídos de Thomas Anderson. No los hubieras reconocido cuando terminé con ellos. Y salvo en lo referente a la nariz de la señora Brent, los mismo podrían haber hecho lo que hice yo. 

Ana la de Álamos Ventosos - Lucy Maud Montgomery

La moda y los disfraces

Irene Adler quote
Fuente



Siempre he dicho que vestirse es como disfrazarse. Como el quimono y maquillaje de una geisha que la trasforman en otro ser. Lo que vestimos dice tanto de nosotros que nunca he creído que no hay que juzgar a un libro por las tapas. 

Si tienes el ojo entrenado puedes hacerlo. 

Lo que vestimos dice a dónde vamos, de dónde venimos, lo que queremos aparentar y lo que nos esforzamos en ocultar. Es un indicativo de cómo nos sentimos, de nuestra autoestima, de nuestra educación, de nuestra profesión. 

Uno de mis ejercicios favoritos es fijarme en la gente y estudiarla por lo que llevan puesto. Pero no quedarse en la superficie. Hacer, lo que a mis amigos y a mí nos gusta llamar un “Sherlock”. Tratar de deducir todo lo posible de una persona por lo que lleva puesto. 

Y a veces se acierta, y otras se falla, pero como cualquier ciencia, la experimentación es lo que lleva a la perfección. 

Y si lo dice Irene Adler, va a misa. 

El armario de Pareto



Mujer con bolso

¿Cómo se pueden aplicar las matemáticas a la moda? Ya lo hice una vez y aquí vuelvo. 

El principio de Pareto nos dice que la sociedad siempre se divide en dos grupos con proporciones de 80-20. El ejemplo más habitual suele ser el siguiente:

"El 80% del dinero del mundo está en posesión del 20% de la población"

Pero también podríamos decir que el 80% del dinero invertido en nuestra ropa se concentra en el 20% de las prendas.

O que el  80% por ciento de la gente sólo usa el 20% de su ropa.

Y  en mi caso, que el 80% de mi ropa tiene el 20% de todos los colores. 

Las matemáticas tambien están en todas partes