Una hermosa forma de educación

being well dressed is a beautiful form of politeness

Y es que es algo que la gente olvida por completo. Especialmente en lo que se refiere al trabajo. Por supuesto que puedes hacer el mismo trabajo en pantalones cortos y camiseta, como también podrías hacerlo en calzoncillos o en pijama.
Pero vestir bien demuestra respeto hacia los demás, como sí dijeran: Oh si, te respeto, por eso me esfuerzo en ofrecerte mi mejor aspecto. 
Lo que me lleva a otra cuestión:
¿Por qué con la excusa de la confianza uno se transforma en un dejado? Es precisamente para la gente que queremos para quienes deberíamos tratar de vestirnos mejor. Porque son los que nos ven todos los días. 
El narcisismo es egoísta, la educación generosa.

Otro tipo de Estilo de vida


chico bajo la nieve con mochila

Con la que está cayendo, uno no oye más que hablar de que la culpa de todo la tiene que el consumismo, y esa necesidad de poseer por el hecho de poseer, comprar por el placer de comprar.
Pero yo no estoy del todo de acuerdo. Por lo menos no viendo a aquellos que me rodean.

- En nuestro caso eso no es cierto – Diría una amiga mía -. A nosotros nos han educado con mentalidad de postguerra: que no sobre nada, ahorra todo lo que puedos, compra lo mejor y hazlo durar.

Y cada vez me doy más cuenta de la razón que tiene. Nos gusta vestir bien sí, nos gusta ir “a la moda”  pero no por ello somos como esas personas que compran ropa cada semana. No lo necesitamos, no tenemos llenos los armarios, cajones y baldas de nuestras casas.

Algo parecido me decía otro amigo: 
- Desde que viajo tanto, cada vez tengo menos ropa y  más sencilla: vaqueros, camisetas lisas y camisas. Y también tengo menos objetos, el kindle y el ordenador es todo lo que necesito. Aquello que me quepa en una simple mochila.


Así que como veis, por A o por B existe un grupo de irreductibles jóvenes que no necesariamente consumimos en exceso, o entramos dentro de lo que la gente piensa de nosotros.

Surfer con tabla de surf | Longboard


Vincent Cassel - El hombre

Vincent Cassel

Decía una amiga sobre Vincent Cassel que "prefiero a Vincent Cassel a casi todo el mundo. Es elegante, esbelto, simpático, educado, interesante etc... pero no es guapo. No encaja en un patrón de belleza y sus rasgos ni siquiera son hermosos. Simplemente en él resultan. Es el hombre. El Hombre"


Vincent Cassel jersey de cuello vuelto cisne


Y yo creo que ahí radica su atractivo, en que no es guapo. Es efectivo, atractivo, tiene glamour, pero en el sentido original de la palabra (belleza mágica o ficticia de un objeto o persona, también brillo falso) como recordaba Carmen Posadas hace unas semanas.


Vicent (perdonen la confianza) tiene esa belleza ficticia que hace que olvides que no es guapo. Es de esa clase de hombres que normalmente no suelen caer bien a otros hombres. 
De esa clase de hombres que es capaz de robarte a la chica delante tuyo y sin que te des cuenta. 
Vincent Cassel fumando

Truhan pero adversario digno. 
No un amigo íntimo pero si uno leal.
No del todo agradable pero honesto.

Es la clase de hombre  que, inconscientemente, la mayoría de los hombres quieren ser


Vincent Cassel sexy



De viajes

Orient Express
Ya no es posible viajar como antes. No me malinterpretéis, no es cuestión de snobismo. No pienso mencionar aquellos que viajan en avión vestidos para un safari o los que aplauden al aterrizar.
Es que después de coger más aviones en dos semanas de lo que me hubiese gustado, he acabado harto de los check-in, controles de seguridad y aeropuertos inmensos. Por ciertas unas pocas cosas.

Uno comienza a echar de menos los salones de espera, el vagón de recreo o de fumar, los mozos que se encargaban de llevar el equipaje, o la ausencia de controles de seguridad, como se ve en Eva al desnudo.

No es que quiera que las cosas vuelvan a como eran antes, cuando los trabajadores no tenían derecho a vacaciones pagadas, es sólo que opino que en aquella época (cuando existían conjuntos de viaje) aquellos que podían viajar, lo hacían mucho mejor.
Ahora el que quiere viajar a gusto, debe tener dinero. Y a menudo, ni con esas. 

Elisabeth II

Té en Tiffany's

Leo en una revista que en el hotel Park-Hyatt de Paris preparan un "tea party" junto con Tiffany's en las que venden nos pastelitos con forma de cajita de la tienda.
Y yo no dejo de pensar en ese capítulo de los simpsons en el que Homer espía a Apu, que entra en Tiffany's y piensa que va a comprarle una joya a su esposa pero sale con un croissant. ¡Es verdad! Ahora también venden desayunos en Tiffany's, piensa.
¿Una buena idea de negocio? Pon un carrito con café para llevar y bollería delante de la tienda y bam, ya estás haciendo dinero.

De complementos (Paraguas)

A veces da la sensación de que los únicos complementos que cuentan son los bolsos, los pañuelos o las pajaritas imposibles. Nada más lejos de la realidad. ¿Por qué no invertir en un buen paraguas? Un hombre de bien (o mujer) no debería llevar uno de esos mini paraguas plegables de los chinos. No hay nada más elegante que llevar un buen paraguas colgado del brazo. 

Paraguas mango de loro Mary Poppins
Puede tener una cabeza de loro como mango

Paraguas de Archer Adams
O puede ser uno de estos estupendos paraguas de Archer Adams (a tiro de piedra de Paddington)

Lo que queda claro es que un buen paraguas hace caballero. Y si no que se lo pregunte a Mycroft.


Mycroft Holmes umbrella



Mycroft Holmes umbrella

La infancia

Dibujo niña leyendo Vogue
Siempre me han fascinado los orígenes de ciertas personas del mundillo: las tías inventadas de Chanel o la cantidad de leyendas sobre la infancia de Lagerfeld (una por cada vez que abre la boca), y es que parece, según ciertos blogs de moda o ego blogs por los que me paso de vez en cuando, que hay una gran cantidad de hombres y mujeres a quienes en su más tierna infancia leían Vogue en lugar de a los hermanos Grimm. 

Personas que debían tener las madres más glamurosas y modernas de su época y olvidando que lo 70 y los 80 fueron malas décadas en lo que a moda de calle se refiere.
Pretender dar una imagen, mezcla entre infancia inglesa junto al fuego y madres embajadoras con vestido largo. Y ellos embobados claro.

Yo sólo puedo decir que si la moda me interesa (al igual que el cine, la literatura, la botánica o que se yo) doy fe de que cuando era pequeño, me preocupaba más por la game boy, mi kimono de judo y cualquier palo que me encontrara por la calle (¿alguien me puedo explicar esa fascinación de los chicos por los palos de madera?) que por las revistas de mi madre.