Decía una amiga sobre Vincent Cassel que "prefiero a Vincent Cassel a casi todo el mundo. Es elegante, esbelto, simpático, educado, interesante etc... pero no es guapo. No encaja en un patrón de belleza y sus rasgos ni siquiera son hermosos. Simplemente en él resultan. Es el hombre. El Hombre"
Y yo creo que ahí radica su atractivo, en que no es guapo. Es efectivo, atractivo, tiene glamour, pero en el sentido original de la palabra (belleza mágica o ficticia de un objeto o persona, también brillo falso) como recordaba Carmen Posadas hace unas semanas.
Vicent (perdonen la confianza) tiene esa belleza ficticia que hace que olvides que no es guapo. Es de esa clase de hombres que normalmente no suelen caer bien a otros hombres. De esa clase de hombres que es capaz de robarte a la chica delante tuyo y sin que te des cuenta.
Truhan pero adversario digno. No un amigo íntimo pero si uno leal. No del todo agradable pero honesto.
Es la clase de hombre que, inconscientemente, la mayoría de los hombres quieren ser.
En el último capítulo de Glee, una de las protagonistas pagaba a una de las chicas populares del instituto para que se vistiera con su ropa y la pusiera de moda. Lo consigue pero al hacerlo, la protagonista sigue sin encajar. Siguen riéndose de su estilo, a pesar de que al final todas visten como ella.
¿Cuál es la moraleja de esta historia? Podríamos sacar bastantes, pero básicamente creo que podemos hablar de dos. Primero el tan manido tema de la personalidad. Sí, en efecto, uno no puede vestirse como le dé la gana. Prendas que en otras personas funcionan bien, en nosotros se ven ridículas. Cuestión de ser autocríticos con nosotros. Segunda moraleja: no esforzarse. El esforzarse demasiado, la mayoría de las veces, lo único que hace es que algo resulte artificial, forzado. Laissez-faire, no pienses en ello, y entonces, realmente encontrarás tu estilo. Algunas personas lo encuentran enseguida, otras, bueno, sigue intentándolo.
Clip, clip here, Clip, clip there, We give the roughest claws.
That certain air of savoir faire, In the Merry Old Land of Oz!
¿Cuándo aprendera la gente a vestirse para cada situación? Ya no hablo de vestirse bien, solo de adecuarse. No es lo mismo ir a trabajar que ir de cena. Porque uno no va al monte en ropa de ciudad y viceversa.
¿Ponerse en calzoncillos para conseguir un conjunto de una marca fea, copia de una marca más fea aún? No, gracias, uno tiene su orgullo, su caché o como quieras llamarlo. Uno no agacha la cabeza tan facil mente por un abrigo de Desigual. Si acaso de Tom Ford...
¿Qué tienen las rebajas que sacan lo peor de la gente? Esa manía casi sovietica de conseguir lo que sea mientras sea gratis o rebajado, aunque no se necesite. Una amiga diría que es mentalidad de post-guerra, a mí sencillamente me recuerda a esa anecdota de la Rusia comunista según la cual, un ruso siempre llevaba una bolsa por si veía alguna cola. Muchas veces, se ponían a esperar sin saber siquiera que se repartía.
En estas cuestiones, soy de la opinión de que, sobretodo con nuestros armarios a rebosar, uno debería hacer caridad, no recibirla.
"Sabía que no hay nada más nocivo para la personalidad de una mujer que el mariquita que la pone en un altar disfrazándola con la personalidad que él hubiera deseado para sí"
Terenci Moix, Garras de astracan.
El de "estilísta" es uno de los trabajos más ridiculos que hay. Entiendo que hay ciertas personas, cuyo trabajo les obliga a estar delante de las cámaras, por lo que deben lucir siempre su mejor aspecto. A menudo, esas personas, a pesar de ser una eminencia en su campo, carecen de la cultura y las ganas necesarias para "jugar" a la moda.
Sin embargo, creo que un personaje público debería tener la suficiente seguridad y vivencias, como para saber presentarse en distintas situaciones. No descarto el uso de un estilista en determinadas ocasiones, pero creo que debería ser como un abogado: se le consulta para situaciones muy concretas, las demás, sabemos como llevarlas nosotros solos.
No es mi intención herir sensibilidades con la frase que pongo al principio. Aunque ciertos políticos no la vean, hay una sutil diferencia entre ser políticamente correcto y ser educado. No soy políticamente correcto pero intento ser educado, lo cual no quita para que en mi blog diga lo que quiera. Por lo tanto, si alguien se siente ofendido, mis disculpas.
Con ocasión de la boda de Paulina Bonaparte, hermana de Napoleón, con un príncipe italiano, su cuñada Josefina decidió organizar una fiesta en honor de la pareja. Si bien es cierto que estas dos mujeres no eran precisamente amigas, tampoco se puede decir que fueran enemigas. Podría decirse que eran más bien rivales.
Para la fiesta, Paulina decidió vestirse de verde, con un gran escote y todas las joyas que acaba de recibir de la familia de su marido. Joyas en la cabeza, en forma de corona. En el cuello, como collar. En los brazos, a modo de pulseras. E incluso en los dedos enguantados, cubiertos de anillos. Era su forma de humillar a Josefina en sus dos puntos débiles: su edad (era mayor que Napoleón) y su falta de ascendencia noble.
Pero Paulina, como suele ser costumbre en la juventud, infravaloró a Josefina. Esta, al enterarse de los planes de su cuñada decidió responder. Pero no podía hacerlo con las mismas armas. Si usaba un escote generoso, produciría más risa que admiración. Y aunque comprara tantas joyas, no tendrían la antigüedad de las de Paulina. Al final, dio con una solución más sencilla y barata.
La noche de la fiesta, Paulina llego engalanada y preciosa, pero cual fue su sorpresa al descubrir la trampa de su cuñada: Había mandado forrar los muros del salón con una tela de seda azul que anulaba completamente el efecto del verde. El maravilloso terciopelo quedaba completamente apagado, las joyas parecían desproporcionadas y Paulina, una triste lavandera que pretendía destacar. Por el contrario, Josefina había optado por una sencilla túnica blanca al estilo griego y dos camafeos como único adorno.
Paulina partió furiosa para Italia. Y es que la juventud es algo que todos tenemos, mientras que la madurez, no siempre está al alcance de todos.
O como dice el refranero español: Que más sabe el diablo por viejo, que por diablo.
En Montecarlo, cuando su alteza era soltero, mucho antes de que llegase esa actriz plebeya, ocurrió un caso que expone hasta donde puede llegar el verdadero señorío. Una cierta Lady Montagu, la mejor cliente de Balmain, llegó al Sporting, divinamente vestida, nada insólito en ella, por otro lado. La recuerdo perfectamente: Un vestido en gasa azul con reflejos grises, muy vaporoso, con drapeados y un gran lazo a la altura del hombro. Sólo las mujeres con mucho mundo tienen la gracia necesaria para moverse entre tanta fantasía. Por supuesto, Lady Montagu fue el toast of the party... Hasta que de repente se presentó cierta actriz italiana luciendo un modelo idéntico. Yo tuve alguna relación con Balamain; por lo tanto puedo asegurarte que era imposible que dos vestidos iguales hubieran salido de sus talleres. En principio, nadie se atrevió a sospechar de Lady Montagu. Comment ! Todo el mundo conocía su rango, era una autentica favorita. En cambio, la italiana no llegaba siquiera a la altura de Sofía : era un vulgar producto del éxito rápido que se dan en estos tiempos. Pues bien, ¡resultó que el suyo era el modelo auténtico y el de Lady Montagu una vulgar imitación ! Cómo esas divas del cine ganan el dinero con el coño, siempre tendrán más que las aristócratas que ya se han gastado lo que tenían sus tatarabuelas. ¡Pobre Lady Montagu ! Se supo que había robado unos bocetos del taller de su modisto y se lo hizo copiar por una modista de barrio. El instante fue de gran peligro. Semejante suceso podía marcar el declive social de Lady Montagu, tan divina por otro lado. Pero fíjate en lo que es el señorío : nadie deseaba perder a una gran dama, por más que fuera una vulgar choriza. Salvó la situación el embajador alemán, quien la saco a bailar en un gesto que fue muy aplaudido. Era inevitable que todo el mundo se sintiera fascinado. El vestido de Lady Montagu parecía autentico por que ella lo era. En cambio, la diva italiana tuvo que irse a mitad de la fiesta porque todo el mundo le dio de lado.
Garras de astracán. Terenci Moix
Me encanta esta historia. Me gusta eso de que la clase de una persona pueda hacer que algo falso luzca como autentico. Pero no me gusta que se use como excusa para llevar cosas falsas. El tipo de clase a la que me refiero es a la que es capaz de llevar un bolso de Zara como si fuera un Chanel. Muchas mujeres creen que por que visten muy pijas (no hay otra palabra) una imitación pasará desapercibida. Pero se equivocan. Hoy en día, cada vez hay más gente con muy buen ojo para distinguir imitaciones. Además, la gente que se compra imitaciones (no siempre, claro está) quiere comprar la marca. Mientras que la gente que compra un original (no siempre tampoco) lo hace por que aprecia el producto. Sería como comprar un cuadro por que es un Picasso y no por que sea bonito.
La alta costura es como la alta cocina. Todo entendido se muere por entrar en el desfile de Chanel o por comer en el Bulli. Se esfuerzan tanto por destacar que olvidan la función principal de lo que hacen. Ya sea vestir o cocinar. Puede que haya algunos pocos elegidos que puedan hacerlo "por que si" pero para los demás es intentar "deconstruir comida" o hacer un vestido barroco con plástico de burbujas. Al final es lo mismo. Después de mucho años algunos a algunos pocos se les puede permitir experimentar. Ojo, solamente cuando ya son capaces de (casi) alcanzar la perfección. A los demás, se les debería poner primero a hacer 10000 cocidos de lentejas o a cojer otros tantos dobladillos.
Por que para ser moderno, primero hay que conocer a la perfección lo clásico.
Por que la gente de la calle, y no me refiero a la chula de mostoles, si no a la gente normal, lo que de verdad le interesa es comer bien. Y por supuesto que queda muy bien entre los amigos decir que llevas algo "de marca" (odio esa expresión) o cuando te invitan a una casa servir alguna monstruosidad de "cocina de fusión", pero lo que se come todo los días es un buen filete con patatas y lo que se viste es ropa de Zara. Podremos decir lo que queramos, podremos decir que no es Chic, Cool o todas las palabras extranjeras que se nos ocurran, pero es la realidad. Al pan, pan y al vino, vino. Por que , aun y cuando nos guste la cocina y nos consideremos algo "Gourmet", al quedar con los amigos para tomar algo, un bocadillo de tortilla de patatas o de calamares en Sol te sabe a gloria. Por que la ropa de Zara será lo que querais, pero está a la moda, sienta bien, y en españa hay armarios llenos de ropa de la misma.
No quiero quitarle importancia a nadie. La alta costura es genial y los mismo pasa con los buenos restaurantes. Pero hay que admitir, que no es ni comida ni ropa de diario.
Cuando algo pierde su función principal, es que algo falla.
P.D. Para algún anonimo: Tambien sé hacer un blog solo con texto.
Para aquellos que disfrutan leyendo, hay pocas cosas tan placenteras como descubrir un nuevo escritor. Un escritor que nos da la sensación de ser amigos de toda la vida, que sabe describir fácilmente lo que nosotros siempre hemos pensando pero que, nunca hemos sabido explicar con palabras. Pocas veces ocurre, pero golpea fuerte, y nos hace buscar su bibliografía completamente. Es lo que me ha pasado con Terenci Moix, de quién había oído hablar mucho y del que no sabía nada. Algo que, desgraciadamente es muy habitual. Cuando se lo conté a un amigo, me respondió que el solo sabía de Terenci Moix que era mariquita y muy gracioso. Lo cual, aunque característico, no aporta mucho. Sin entrar en discusiones, se podría decir que las novelas de Moix se reparten en dos grupos bastante opuestos: Las novelas históricas y la novela actual. Como este es un blog de moda hablaré del segundo tipo, que tienen, como vulgarmente se dice: “mucha miga”. En sus novelas, nos muestra una serie de personajes cómicos, despreocupados, ricos y ordinarios, casquivanos (me encanta ésta palabra), sin moral o con exceso de ella. En resumen, personajes muy reales. Desde famosillas políticas, aristócratas de rancio abolengo, princesas parvenues, e incluso sencillas mujeres “marujas” de urbanización. Mujeres que al concertar una cita, se aseguran de no llevar ni el mismo color de vestido, o el mismo diseñador. Mujeres que a falta de bolígrafos, toman nota con pintalabios, mujeres que tanto se preocupan de vestir adecuadamente para cada situación que al final, lo único que consiguen es llamar la atención (y no bien precisamente). A través de una historia sin pretensiones, Terenci Moix nos hace una crítica de la actual sociedad española (y eso que murió ya hace unos años). Resulta irónico que, queriendo burlarse de lo hortera y del cutrerio, muy cómico por cierto, sus libros resultan guías de elegancia y buen gusto. Sencillez y clase. Eso si, para el día a día, que aquí dudo mucho que nadie sea aristócrata. Cabe también destacar esa sensación de nostalgia que sutilmente inunda sus libros. Nostalgia no por épocas pasadas, sino por la juventud y los recuerdos que, por mucho que nos esforcemos, nunca volverán. Un autor (patrio encima) que os recomiendo sin lugar a dudas. Dejaros de Hombres que no aman a mujeres y best sellers similares (que también están muy bien, dependiendo del momento) y leed a Terenci Moix.
De la novela actual os recomiendo Garras de Astracán y Mujercisimas. De histórica; No digas que fue un sueño (Premio Planeta 86) y El arpista ciego.
Yo nunca dejo nada en manos de Dios. Todo lo confío al Prozac, a Elizabeth Arden y a Christian Dior. Uno para el bienestar espiritual, otra para las arruguitas y otro para robes et manteaux.
Avec tout ce truc du “Día internacional del blogger de la moda masculina” j’ai lu plein de choses. Et malheureusement, il y en certaines que sont pas vrais .
D’abord, on peut pas comparer la mode féminin avec la mode masculine. Ils sont deux choses complètement différentes. Une femme peux utiliser plein de compléments pour égayer son outfit. Un homme no. Et c’est pas grave. Alors, faites pas croire qu’on partage les mêmes règles que les femmes pour s’habiller. C’est pas vrai. Oui, c’est plus difficile pour un homme jouer avec la mode. Il y a moins de vêtements, de tissus et plus de préjugé. Malheureusement, je vois pas ça comme un excuse pour s’habiller comme un clown. Se mettre un jupe c’est peut être très original pour Marc Jacobs, pas pour vous. Utiliser une bandoulière c’est admissible, un grand sac, c’est con.
C’est très facile de s’habiller “cool” (que je déteste cette mot) pour une femme, mais c’est très difficile de s’habiller bien pour un homme. Et réussir a ça, a beaucoup de mérite.
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Con todo esto del día internacional del blogger de la moda masculina, he leído muchas cosas, y muchas de ellas, no creo que tengan razón.
Para empezar, no se puede comparar la moda femenina con la masculina. Son dos cosas totalmente diferentes. Una mujer puede arreglar su conjunto con un montón de complementos distintos. Un hombre no. Y no pasa nada. Hacer creer que los hombres y las mujeres compartimos las mismas reglas a la hora de vestirse, de jugar a la moda, no esta bien. No es cierto. De acuerdo, es más difícil para un hombre jugar con la moda. Hay menos prendas, tejidos y más prejuicios. Pero eso no es excusa para vestirse como un payaso.
Ponerse una falda, puede que sea muy original para Marc Jacobs, para el resto, no. Utilizar una bandolera esta bien, un bolso enorme, no.
Es muy fácil vestirse “cool” (como odio esa palabra) para una mujer, pero es difícil para un hombre vestirse bien.Y es ahí, donde esta el merito. En jugar con pocas cartas, pero combinarlas bien, y ganar.
Una hombre bien vestido, aunque vaya discreto, siempre llama la atención.