De uniformes escolares

Siempre me han gustado los uniformes para los colegios. Recuerdo que cuando era pequeño todos llevábamos, y podías saber a que colegio iba cada niño por su uniforme. Ese va al alemán, ese al inglés y esa al del Opus.


Yo defiendo el uso del uniforme en los colegios. Es una de las cosas más prácticas que existen. Con dos pantalones, dos jerseys y dos camisas tienes al niño vestido. Y cuando van creciendo no tienen que preocuparse de si fulanita lleva esos pantalones o menganito unos pantalones de la marca X.


Pero ¿Cómo se ven los uniformes en los distintos países? En Reino Unido e Irlanda son de lo más común. De hecho, hay muy pocos colegios (publicos o privados) que no tengan. Recuerdo estando una vez en Dublín a principios de septiembre ver como todos los niños salían de clase con sus uniformes, cada uno distinto según el colegio. Muy bonito. Es ligeramente diferente al que se ve aquí, o al menos a los que he visto yo. Ahí desde pequeños les hacen llevar americana y corbata. Aquí somos bastante más... “informales”.


En Estados Unidos solo los colegios privados utilizan uniforme. Como tampoco son muy comunes, no se ven a muchos niños con uniforme.


En Japón por ejemplo, utilizan un modelo muy europeo, ya que cuando se instauró el modelo actual de educación en 1870, se fijaron en Alemania, Francia y Reino Unido.
Cuando llegan a secundaria, las chicas llevan el Sailor Fuku, que se trata de un uniforme basado en el uniforme de la Marina Real Británica. El Gakuran es su variante masculina, está inspirado en el del ejercito Prusiano del siglo XIX. Se trata de una casaca negra con botones, y pantalones del mismo color.

La ropa interior

Ropa interior Star WarsLiteratura, adulterio y una visa platino. Carmen Posadas.

Vestirse [... ] no hay nada mejor., con mucho tiempo para pensar y probarse ésta prenda o aquella otra con el espejo por cómplice y la soledad por alcahueta. Y ella, la soledad, es siempre la mejor consejera: “No, no, nada de ropa interior procaz”, dice, “es cierto que a los hombres les fascinan los rojos estrepitosos y los negros putanescos. Pero seamos astutas, querida mía: en una primera cita no conviene nada aparecer como Jean Harlow con sus rasos y mucho menos emular a Jane Mansfield con sus ligueros. No, no, es mucho mejor ponerse algo discretamente sexy, como si no hubiéramos previsto que acabaríamos en la cama. De este modo, el secreto lenguaje de la ropa interior dará a entender: “Oh, qué maravilla, amor, no me esperaba que ocurriera esto”. Porque así hablan por nosotras ciertas prendas muy bien escogidas, prendas inocentes y taimadas, ¿cómo decirlo?, tan Lolitas ellas.



Cuando uno empieza a pensar que ropa interior llevar... no es solo para sí mismo.

Lanvin


Lanvin L'escargot.

La mejor colección de Lanvin.

Ojalá no los vendieran solo en Navidad.

Tom Ford


-Ahora querida, hablame un poco más sobre esas manchas. Usaba manchas de leopardo en los 80.
- Bueno, las de dálmata son un poco diferentes ¿no crees?
- Calidas
- Cariñosas
- Clásicas
- Menos vulgares
- ¡Exacto!

101 dálmatas. 1996

Y por supuesto Tom Ford.

El olor de la memoria


Hoy me he levantado cursilón y no hay quién me saque de ahí. Así que lo siento pero va un post pastelón. Estaría bien tener unas fotos de las cosas bonitas de mi cuarto en tonos pasteles pero no es el caso.

El tema son los perfumes. Se dice que el olor es una de las cosas que más activan los recuerdos. Y estoy de acuerdo. Es increíble todo lo que puede hacernos recordar una ráfaga de cualquier olor. A veces incluso momentos que teníamos guardados en lo más profundo de la memoria.

Supongo que es en eso en lo que se inspiran para los anuncios de perfumes. En las sensaciones que nos produce recordar un momento dado. Reconozco que antes no entendía muy bien estos anuncios, de hecho tampoco es que ahora los entienda mucho más, pero se puede decir que ahora me “transmiten” más. Después de todo, en marketing se consideran los perfumes uno de los productos más difíciles de vender.

El perfume que más me evoca es el de Kenzo. Ese olor masculino, diferente y algo dulce me recuerda a algunos de los mejores momentos de mi vida. A siestas de toda una tarde, en la penumbra de la primavera. A locos paseos en bicicleta y a las primeras camisetas de manga corta del año. Por supuesto me recuerda a la persona, pero sobre todo a los momentos y a esa luz especial que parecen tener ciertos recuerdos.

Que los perfumes que despiertan nuestros recuerdos no dejen nunca de fabricarse.

He avisado que estaba con día cursi.

Rebajarse en las rebajas


¿Ponerse en calzoncillos para conseguir un conjunto de una marca fea, copia de una marca más fea aún? No, gracias, uno tiene su orgullo, su caché o como quieras llamarlo. Uno no agacha la cabeza tan facil mente por un abrigo de Desigual. Si acaso de Tom Ford...

¿Qué tienen las rebajas que sacan lo peor de la gente? Esa manía casi sovietica de conseguir lo que sea mientras sea gratis o rebajado, aunque no se necesite. Una amiga diría que es mentalidad de post-guerra, a mí sencillamente me recuerda a esa anecdota de la Rusia comunista según la cual, un ruso siempre llevaba una bolsa por si veía alguna cola. Muchas veces, se ponían a esperar sin saber siquiera que se repartía.

En estas cuestiones, soy de la opinión de que, sobretodo con nuestros armarios a rebosar, uno debería hacer caridad, no recibirla.

Anna Wintour, front row


Anna Wintour Front Row es una biografía (no autorizada, por supuesto) de la conocida editora del Vogue Usa. No es mi intención convertir este post en otra batalla a favor o en contra. Puede que otro día. Hoy me conformo con una reseña del libro.

Hace tiempo me lo dejó una amiga, y aunque no me atraía demasiado, me lo leí, porque tengo el problema de que me leo hasta el listín de teléfonos. El libro básicamente se separa en dos fases: la época Británica y la Americana.

Durante su etapa en el país de su graciosa majestad, se nos habla de su infancia. Su padre como editor de un importante periódico, sus exitosos hermanos, el perfeccionismo de su padre y bla bla bla. No me gusta que intenten psicoanalizar al biografiado. Da la sensación de que pretenden excusarle. Resulta interesante ver sus comienzos en el mundo de la moda, en tiendas, y luego en un par de revistas, así como su interés por los hombres maduros.

Su siguiente etapa transcurre en Nueva York. Su paso por distintas revistas, y su afán de perfeccionismo en la faceta tanto personal como profesional. Así como sus ganas de fotografiar a famosos. Una vez más algo insípido. Uno espera (yo el primero) que se cuenten detalles jugosos o sencillamente detalles del día a día en la revista Vogue y sin embargo tenemos que conformarnos con un par de capítulos.

Sabemos que como se toma la sopa o que hace limpiar su mesa de todo papel (idea que yo mismo he copiado) y luego con alcohol, pero apenas profundizamos en ese (te guste o no) interesante personaje. En conclusión, un libro entretenido pero no imprescindible.