Inglaterra Inglaterra - Julian Barnes
Inglaterra Inglaterra - Julian Barnes
Como el último de Jean Claude Ellena: Journal d'un parfumeur.
Jean-Claude es un famoso perfumista que ha trabajado con Hèrmes, Bulgari, Cartier y más. La profesión de perfumista siempre me ha llamado la atención, más que nada cómo poner los olores por escrito. Y también por cómo inventan nuevos perfumes, un poco cómo componer una canción.
No menospreciemos los perfumes, desde un punto de vista de elegancia podemos recurrir a la famosa frase acuñada por Coco Chanel de que no es posible ser elegante sin perfume, o si nos centramos en su valor económico, todos sabemos que son los perfumes los que sanean las cuentas de las grandes casas.
En cualquier caso, cabe destacar como en apenas 100 años el perfume parece haberse convertido en un bien de primera necesidad en el baño junto con el jabón, el champú y el desodorante.
Jean Claude Ellena cuenta como curiosidad que el nunca pone el tan socorrido olor a musgo en los perfumes para hombre por estar muy visto, o muy olido.
Mi única reflexión es, ¿realmente hay suficiente mercado para tantos perfumes? ¿O soy el único que nunca cambia de perfume?
Sus libros aquí, aquí, aquí y aquí.

El tema son los perfumes. Se dice que el olor es una de las cosas que más activan los recuerdos. Y estoy de acuerdo. Es increíble todo lo que puede hacernos recordar una ráfaga de cualquier olor. A veces incluso momentos que teníamos guardados en lo más profundo de la memoria.
Supongo que es en eso en lo que se inspiran para los anuncios de perfumes. En las sensaciones que nos produce recordar un momento dado. Reconozco que antes no entendía muy bien estos anuncios, de hecho tampoco es que ahora los entienda mucho más, pero se puede decir que ahora me “transmiten” más. Después de todo, en marketing se consideran los perfumes uno de los productos más difíciles de vender.
El perfume que más me evoca es el de Kenzo. Ese olor masculino, diferente y algo dulce me recuerda a algunos de los mejores momentos de mi vida. A siestas de toda una tarde, en la penumbra de la primavera. A locos paseos en bicicleta y a las primeras camisetas de manga corta del año. Por supuesto me recuerda a la persona, pero sobre todo a los momentos y a esa luz especial que parecen tener ciertos recuerdos.
Que los perfumes que despiertan nuestros recuerdos no dejen nunca de fabricarse.
He avisado que estaba con día cursi.
C'est moi ou vous la trouvez aussi?
J'ai tooujours pensé que si Massimo Dutti ne fût pas si lien dans nos têtes a Inditex, Il serait déjà une espèce de Ralph Lauren.
¿Es solo a mí?
Siempre he pensado que si Masssimo Dutti no estuviera tan ligado en nuestras cabezas a Inditex, ahora sería una especia de Ralph Lauren.
Eso si, me encanta el anuncio de CH. Lo sé, intenta emular a Ralph Lauren y todo ese estilo Ivy League americano pero aún y asi me gusta.

Tout le monde connaient la relation qu'existait entre Hubert de Givenchy, le couturier et Audrey Hepburn, l'actrice. De nos jours, les couturiers changent de "muse" très facilement, c'est jolie voir que son amitié a durée.
Givenchy a dessiné les robes qu'elle portait dans ses films, aujourd'hui super connues. Mais il a dessiné en plus un parfum en exclusive pour elle. Aujourd'hui avec de l'argent tout le monde peut avoir un parfum personnalisé m'as à l'époque c'était incroyable.
Après 2 ans! d'éxclusivité, Givenchy a decidé commercialiser le parfum et il a écrit une lettre a son amie, et on dit qu'elle a respondu: Mais... c'est interdit!
Je aussi lu que le parfum avec ce nom qu'on peut acheter aujourd'hui ne garde pas aucune relation avec l'ancien. Seulement... le nom.
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Por todos es conocida la íntima amistad que existió entre el modisto Hubert de Givenchy y la actriz Audrey Hepburn. En esta época en la que los diseñadores cambian de "musa" con la misma facilidad que de camisa, es muy dulce comprobar que su amistad duró hasta la vejez de ambos.
Givenchy no solo diseño los ya famosos vestidos que Audrey vestía en sus peliculas (¿famosos por el diseño o por la modelo? ) tambien le creó un perfume a su medida. Hoy en día, que cualquiera con dinero puede hacerse un perfume personalizado puede no resultar tan exclusivo como en la época.
Hay que decir que Audrey Hepburn, a mi modo de ver, es un claro ejemplo de hasta que punto afecta la forma de vestir. En sus multiples biografias se dice que exigia que sus vestidos fueran diseñados por Givenchy. Le hacían sentirse segura.
Pero volviendo al perfume (de Audrey ya hay mucho escrito), tras ¡dos años! de exclusividad (se dice pronto) Hubert le dijo a su amiga que iba a comercializar el perfume, y cuenta la leyenda que ella le respondió: Mais... c'est interdit!
Y de ahí proviene el nombre del perfume L'interdit. El cual, por lo que he leido, no se parece nada al comercializado en la época. Lo único que comparten ambos es... el nombre.
Pasé todos los momentos libres con Chanel. Lo que le mantenía tan interesada en mí era la relación con Luchino. Siempre se esforzaba por averiguar cosas sobre él.
- Una nunca deja de ama a la gente que ha amado – dijo una vez con tristeza -. Aunque la traicionen a una, no es cierto que el verdadero amor se convierta en odio; se convierte en resentimiento, en cólera. Pero el amor que se ha tenido persiste por siempre, no por la otra persona... no, sino por una misma, por ese momento de la vida. Mo importa realmente quién es la otra persona; ese instante tiene una duración eterna.
De pronto interrumpió la línea de pensamiento triste y se puso a hacerme más preguntas sobre Luchino. No dijo por qué, aunque la razón resultaba evidente. Era altiva y recia, y tanto mejor así, dado el mal momento que estaba pasando. Recuerdo que cerca del final de mi estancia fui a la rue Cambom y la encontré en un estado de semilocura. Me llevó un tiempo conseguir que me dijese algo sensato, pero poco a poco se supo que la fuente de su furia era la historia de su perfume, el famoso Chanel Nº5. Se lo había vendido a una firma norteamericana por una suma muy importante, pero ahora resultaba que nunca había entendido el contrato. Se encontraba a punto de sacar otros dos perfumes: uno era Mademoiselle Chanel, el otro Número Trente-et-un, el número de su tienda de la rue Cambom. Ahora descubría que no podía usarlos: al vender sus derechos por el Chanel Nº5, se había comprometido a no crear ningún otro perfume que tuviese alguna relación con su nombre.
- Je suis folle – dijo -. Estuve loca cuando hice eso para esos norteamericanos, nada más que por dinero, por dólares. ¿Por qué lo hice? ¿Por qué? Y huélelo, huele. - Me puso un frasco bajo la nariz y era un perfume increíble, encantador. Todavía puedo olerlo. “Mademoiselle Chanel” era dulce y seco, como el lirio del valle. “Trente-et-un” era cálido y ardiente. Tenía cajones enteros de ellos, que ahora debía destruir. Le pregunté si podía darme uno de cada uno.
- Toma todos los que quieras – dijo, pero de pronto cambió de opinión-. No, por favor, la gente los probará y querrá comprarlos. Vendrán a buscar más, y en cada ocasión será como una puñalada en mi pecho. - Y entonces se puso muy suspicaz. - Es mejor que no – agregó -. Los perfumes como estos son tan memorables... No quiero despertar un día y descubrir que Mademoiselle Chanel se ha convertido en Mademoiselle Dior.
Pero yo me guardé en secreto un frasco de cada uno, pues los perfumes parecían demasiado buenos como para desperdiciarlos. El resto fue a parar literalmente a la alcantarilla.
Sin embargo, Coco estaba mezclada en otras cosas, aparte del perfume. Le interesaban las joyas, y fue una de las primeras en combinar piedras falsas con gemas verdaderas, para poner de moda las “joyas de vestir”. Louis Cartier creó algo parecido a la vuelta del siglo, usando juntas piedras preciosas y semipreciosas, pero nunca utilizó nada que no fuese por lo menos semiprecioso. Nadie se había atrevido hasta entonces a juntar una perla simulada con diamantes verdaderos, o zafiros falsos con otros de verdad, como hacía Chanel.
Cuando me hallaba con ella tenía que recordar que esta dama diminuta, delgada, había sido la amante de hombres poderosos, y la creadora de una forma totalmente nueva de vestirse. Era el centro de casi todo lo artístico de la vida francesa de este siglo, desde Diaghilev y el ballet hasta Picasso y la pintura, y hasta Cocteau y la poesía. Dado lo ocurrido desde entonces, resulta extraño recordar que en ese momento creía encontrarme en la cima de mi ambición. Lo pensaba porque trabajaba para Visconti y era patrocinado por Chanel. Y en verdad era algo poderoso que una persona de veintiséis años estuviese sentada en Fouquet, en los Champs-Elysées, con Coco Chanel.

Dans le cours de marketing on a appris que, un parfum, c'est la chose la plus difficile a vendre.
Et j'ai un faible pour les imposibles.
J'aime aussi voir Paris aux yeux des autres. Normalment, c'est pas l'idée que j'ai de Paris (Christophe Honoré, Les chansons de amour) mais ici, Sofia Coppola s'approche à mon idée de Paris: Gaie, plein de lumiere, de belles filles...
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I'd always have a love-hate relationship with the Parfum tv spots.
When I studied Marketing, I learned that Parfums are the most difficult thing to sell.
And I just love imposibles.
I love to see Paris in somebody else's eyes too. Usually, the way they have to see it, doesn't match with mine. (Christophe Honoré, Les Chansons d'amour). But here, Sofia Coppola gets closer to my idea of Paris: Happy, full of light, beautiful girls...
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Siempre he tenido una relación amor-odio con los anuncios de perfumes.
Cuando estudié marketing, me enseñaron que un perfume es lo mas difícil de vender.
Y yo siento debilidad por los imposibles.
También me gusta ver Paris desde el punto de vista de otros. Normalmente, no compartimos la visión de Paris (Christophe Honoré, Les chansons d'amour). Pero en este, Sofia Coppola se acerca bastante a mi idea de Paris: Alegria, mucha luz, chicas bonitas...