En
frebrero de 1947, la colección de un couturier
recién llegado a la Avenue Montaigne
cambia el mundo de la moda para siempre. […] Cuatro años más tarde del llamado New Look, Christian Dior representa el 49% del total de
exportaciones de moda francesa.
Así
empezaba el folleto informativo que me dieron en el Palais Galliera (Musée de
la mode) una mañana de domingo de principios de agosto.
La
exposición se llamaba: Les années 50, la mode en France, 1947/1957 y como muy
amablemente me informaron a la entrada, las fotografías no estaban permitidas.
Uno que es muy respetuoso con la ley, ni lo intentó.
Uno de
los pocos motivos por los que había ido era porque todos mis amigos habían
escapado de París, por lo que no existía la más mínima posibilidad de hacer
ningún plan.
En
general, debo admitir que no me gusta ver la ropa en maniquíes, resulta triste.
No es para eso para lo que fueron creados. El primer vistazo me decepcionó,
vestidos y más vestidos y una panda de modernas “apasionadas” de la moda. Pero
nadie me esperaba, así que decidí dedicar más tiempo a observar, a entrenar el
ojo.
Y me
sorprendí.
Me
sorprendí de cientos de pequeños detalles, del glamour de algunos detalles, de
la sencillez de otros. Es cierto que después de tanto leer sobre la época, uno
idealiza hasta los vestidos, pero observando atentamente se empiezan a
comprender cosas.
Recuerdo
un vestido negro de Chanel, sencillo, sin estridencias que me llamó
especialmente la atención. ¿Por qué? Porque uno no entiende que calificaran a
Coco Chanel de adelantada hasta que ve ese vestido. Cualquier amiga, cualquier
conocida podría llevar ese vestido hoy en día.
Leemos
mucho sobre el tema, sobre la historia de la moda, sin llegar, creo yo, a
entenderlo muy bien. Y en cierta forma, esa exposición me ayudo a encajar
algunas piezas.
Creo
que prefiero idealizar las cosas, pero verlas en realidad, aunque decepcione un
poco a veces, aporta una nueva perspectiva.
Museo de la moda