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10 pequeños lujos que valen más de lo que cuestan

Todos queremos lujo, es así. Y demasiadas veces se relaciona el lujo con lo caro. Y eso no es necesariamente cierto.

  1. Flores frescas: ningún ambientador sustituye a un buen ramo de flores.
  2. Sabanas de lino: Se duerme distinto.Sencillamente. ¿Dónde conseguirlas? Del ajuar de la abuela.
  3. Vajilla antigua: Para comer o para tomar el té. El precio en mercadillo no supera demasiado a platos de IKEA.
  4. Un viaje en taxi: Sobre todo en el extranjero supone (al menos para mí) un pequeño lujo decadente.
  5. Una pitillera de plata: Si hay que intoxicarse mejor con estilo. Y no son especialmente caras, la mía fue un regalo. El mechero de Dupont no lo pongo en la lista porque eso si que no es un “pequeño” lujo.
  6. Una camisa hecha a medida: por muy lujoso que suene, a veces son más baratas que cualquier camisa de marca. Y por supuesto, a medida.
  7. Una copa en un hotel de lujo: Una vez al año no hace daño.
  8. Comer con servilletas de tela y mantel: En serio, no hay nada más simple y transforma el comer en la ceremonia que debería ser.
  9. Darse un baño: ¿Cuándo fue la última vez que te diste un buen baño comme il faut?
  10. Usar una toalla extragande y un albornoz: Para completar la experiencia anterior. 

Daphne Guinnes y el auténtico lujo

Daphne Guiness


Y cuanta razón demuestra tener Daphne Guinness. ¿Cuántas veces nos vemos obligados a tragarnos nuestra forma de ser, nuestras preferencias más de lo que nos exigen los buenos modales?

Conozco a un chico, que por motivos que no vienen al caso,  debe comportarse como un Pelayo de la vida, cuando en realidad, el preferiría unos mocasines y un simple polo. 

Admitidlo, lo primero que a uno se le ocurre es exactamente lo opuesto. 

Lujos

El lujo no es desayunar en la cama, el lujo es dormir en sabanas de lino.


El lujo no es comprarse un vestido de Prada, el lujo es tener cuándo usarlo.


El lujo no es entrar por la puerta VIP, el lujo es pasártelo bien.


El lujo no es tener una camisa a medida, el lujo es tener a alguien te la quita.


El lujo es tener flores frescas en casa, una cerveza fría los viernes por la tarde, y encontrar por sorpresa en una librería el libro que llevas siglos buscando.

El lujo al alcance de la mano





¿Está el lujo realmente tan alejado de las posibilidades de una persona normal? No necesariamente. Como con la mayoría de las cosas en esta vida depende de lo que uno este dispuesto a sacrificar.



Primero me gustaría diferenciar entre dos tipos de lujo: el duradero y el efímero. El primero sería todo aquello que perdura, algo material. Mientras que el segundo son más bien, los momentos; el poder acceder a algún lugar exclusivo o tomar champagne en un zapato, emulando a la Mistinguett.



Es el duradero el que más me interesa. Supongo que soy un poco como Charles Foster Kane, si pudiera tendría mi propio Xanadu. A lo que me refiero es que estoy seguro que todos habéis querido siempre poseer algo. Unos zapatos de Louboutin, un bolso 2.55 o una lámpara de Philippe Starck. Lo que sea. Por supuesto que son caras, pero no son inalcanzables.



Ante todo hay que decidirse por algo. Hay que concretar. Cuanto más general sea la idea, menos claro tendremos el objetivo. Al mismo tiempo, hay que ser realista. De nada sirve proponerse comprar un Monet. Pongamos por ejemplo que queremos este pañuelo de Hermès, 420€. No vamos a gastarnos medio sueldo de un mes en un segundo. No todas las economías pueden permitírselo.




Segundo. Hay que ahorrar. Parece fácil pero no lo es. Eso si, con ciertas técnicas resulta más sencillo y gratificante. Primero nos enteraremos del precio. Puede parecer una estupidez, pero conocer el precio aproximado de algo nos permite conocer mejor cómo van nuestras economías.



Otro buen consejo para ahorrar consiste en hacerlo en metálico. Al guardarlo en una cuenta no somos tan conscientes y por lo tanto la satisfacción y el aliciente son menores. Por ejemplo, yo de pequeño guardaba mis ahorros en una cajita de té tal que ésta.



¿Cómo ahorrar? Quitándose gastos menores, sin prisa. ¿Podemos prescindir de esa camiseta de Zara? Pues 12 euros a la caja. ¿Un billete de 5 euros en un bolsillo del pantalón? A la caja. ¿Dejamos de salir un noche? Pues la cantidad que hubiéramos podido gastar va a la caja. Por eso es tan importante tener claro lo que se desea, así no nos costará tanto sacrificarnos.



Y al final, cuando crucemos las puertas de la elegante tienda que hayamos elegido, la satisfacción será mayor. Y el sacrificio habrá merecido la pena, por que sabremos que nos hemos ganado a pulso nuestro pequeño lujo.



Hazlo, o no lo hagas, pero no lo intentes. Yoda

Harper's Bazaar y el lujo

Como todos los que me leeis aquí, el jueves pasado me compré sin falta la nueva revista de moda que ha sido publicada en españa.
No me pondre a comentarla hoja por hoja (aunque creo que está muy bien, eso sí, como me dijo una amiga: Es otro Vogue) solo quería poner una frase que me ha llamado mucho la atención en la entrevista con Maria Reig. Habla de los lujos y de las utopias, y ésta señora suelta:

¿El lujo? El lujo es ser fiel a uno mismo y a sus valores. En Inglaterra, por ejemplo, la gente que es muy rica de toda la vida viven en casas medio rotas, van en pantuflas o hechos una mierda y les importa un bledo, pero el perro duerme en el sofá. Yo eso lo admiro.

Y yo Maria, y yo.