De tiendas y de marcas

Hay tiendas que son símbolos de por sí. Son más que la marca que venden. La complementan, le dan valor.

Hacen que el comprar sea el lujo, no la prenda. Se visitan anuncian en las guías como si de un museo se tratara, o una escultura, o una pieza de arte. Y al final tiene un poco de las tres.

¿Quién de vosotros no piensa en Chanel cuando digo Rue Cambon? Una callejuela (porque no es más que eso) que nadie conocería si no fuera porque ahí se instalo una de las mejores casas de moda de la historia?



 ¿Quién no dice mentalmente “Fendi” cuando os enseño este frasco? Eso si que es éxito: convertir una fachada en la que apoyar la marca, en una marca en sí misma. Por supuesto la fachada es bonita, pero seguro que otras muchas de Milán lo son.

A fin de cuentas, mucha de la gente que quiere entrar en estos sitios no es por comprarse un 2:55 si no por ver la escalera de espejos. Supongo que a fin de cuentas, tiene más de templo y museo de lo que pensamos.


Cèzanne y las brujas

Llevaba un jersey de lana apenas más largo que una camiseta, de un vivo color naranja,; este color, junto al verde horroroso del sofá, ofrecia el turbador contraste que se encuentra en todos los paisajes de Cézanne y que sería feo si no feuse tan extraña y audazmente vello.

Las brujas de Eastwick, John Updike.

In The Merry Old Land Of OZ

Clip, clip here, Clip, clip there, We give the roughest claws.
That certain air of savoir faire, In the Merry Old Land of Oz!
 
¿Cuándo aprendera la gente a vestirse para cada situación? Ya no hablo de vestirse bien, solo de adecuarse. No es lo mismo ir a trabajar que ir de cena. Porque uno no va al monte en ropa de ciudad y viceversa.

Verde Oz

No hay nada más divertido que inventarse colores. Para mí este es el Verde Oz.  Y es que todos distinguimos matices en nuestra cabeza que los demás no.

Sobre todo si son de Tecnicolor. Siempre he querido que mi vida tuviera los colores de Tecnicolor.
 

Fichas de editores - Andrés Rodriguez - Esquire España

Todos saben quién es Anna Wintour o Carine Rotfield, Puede que incluso Yolanda Sacristán pero si nos sacan de ahí, ¿ alguien conoce algún otro editor/a? Así que queda inaugurada ésta sección que trataré de hacer lo más objetiva posible.

¿Quién es?

Andrés Rodriguez es el editor de la revista Esquire, así como el fundador del grupo editorial Spainmedia que se encarga de publicarla junto con RobbReport y Harper's Bazaar.

¿Cuál es su historia?

Su trayectoria ha estado constantemente relacionada con las revistas. En el grupo Prisa se dedicó a la división de revistas del grupo y unos años más tarde se animó a traer la revista Rolling Stone respaldado por el grupo Prisa, la cual dirigió durante 5 años.

Finalmente se decidió a convertirse en su propio jefe y se fue a Nueva York para conseguir la licencia para editar Esquire en España. Algo difícil si tenemos en cuenta que iba flying solo.

De momento Spainmedia posee la licencia para diez años de Esquire y lleva desde su primer año obteniendo beneficios, el cual, no olvidemos que es el primer objetivo de cualquier empresa.



Por qué merece la pena leer El diablo viste de Prada


Todo el mundo parece conocer El diablo viste de Prada. Mucha gente ha visto la película (creyéndose expertos en moda por ello) y unos menos han leído la novela. Yo mismo la leí hace años, cuando apenas tenía noción de quién era Anna Wintour, y reconozco que la he releído unas cuantas veces. Pero, ¿dónde reside su interés?

La relación Miranda-Anna, repetida hasta la saciedad no tiene ninguna importancia. Como ya he dicho, yo me la leí sin conocerla, y aún y todo me gusto. Uno de los puntos más interesantes de la novela a mi modo de ver es el retrato de la alta sociedad New Yorquina. La escritora nos muestra sin piedad un mundo de arrivistas, caprichosos, sumergidos en una vida de despilfarro, en el que los pañuelos de Hermès se utilizan como kleenex. ¿A quién no le gusta conocer la vida de los ricos y famosos? No obstante, es una lástima ver que no profundiza demasiado en esos personajes externos. Incluso en el caso de Miranda Priestly, a quién se puede comparar con Rebeca de Daphne du Maurier por su omnipresencia a lo largo de la novela, resulta algo plana a fin de cuentas. Lauren Weisberger parece demasiado concentrada en enseñar lo dura que es su vida, lo que en lugar de sentir simpatía por ella, consigue que le cojamos un poco de manía.

Uno de los puntos más interesantes de ésta novela es la evolución de Andrea, la protagonista. Como al principio parece completamente desconectada del mundo de la moda (y orgullosa de eso) para luego ir rindiéndose reconociendo que es el camino más fácil para integrarse en la empresa. Sin embargo resulta algo pedante esa sensación de superioridad que transmite a lo largo de todo el libro, como si ella, fuera la única conocedora del bien y del mal. Aún y así no puede evitar en algunos momentos sufrir lo que ella llama el “giro paranoico Runway” en los que reconoce el gran trabajo que realiza su jefa, y como no podría hacerlo si no fuera dura y exigente. Sin embargo, al final Andrea resulta tan snob y recalcitrante como aquellas personas de las que se burla.

En conclusión, una novela muy entretenida, para aquellos a los que les guste saber más sobre la buena vida, los regalos caros y muchas marcas. Mi único consejo es el de no tomárselo demasiado en serio, y por supuesto, ser justos a la hora de posicionarse por una parte u otra (solo si es imprescindible hacerlo)

Mi idea del cielo

Ésta es mi idea del cielo. Añade unas plantas por aquí o por ahí y es perfecto.