
Todo el mundo parece conocer El diablo viste de Prada. Mucha gente ha visto la película (creyéndose expertos en moda por ello) y unos menos han leído la novela. Yo mismo la leí hace años, cuando apenas tenía noción de quién era Anna Wintour, y reconozco que la he releído unas cuantas veces. Pero, ¿dónde reside su interés?
La relación Miranda-Anna, repetida hasta la saciedad no tiene ninguna importancia. Como ya he dicho, yo me la leí sin conocerla, y aún y todo me gusto. Uno de los puntos más interesantes de la novela a mi modo de ver es el retrato de la alta sociedad New Yorquina. La escritora nos muestra sin piedad un mundo de arrivistas, caprichosos, sumergidos en una vida de despilfarro, en el que los pañuelos de Hermès se utilizan como kleenex. ¿A quién no le gusta conocer la vida de los ricos y famosos? No obstante, es una lástima ver que no profundiza demasiado en esos personajes externos. Incluso en el caso de Miranda Priestly, a quién se puede comparar con Rebeca de Daphne du Maurier por su omnipresencia a lo largo de la novela, resulta algo plana a fin de cuentas. Lauren Weisberger parece demasiado concentrada en enseñar lo dura que es su vida, lo que en lugar de sentir simpatía por ella, consigue que le cojamos un poco de manía.
Uno de los puntos más interesantes de ésta novela es la evolución de Andrea, la protagonista. Como al principio parece completamente desconectada del mundo de la moda (y orgullosa de eso) para luego ir rindiéndose reconociendo que es el camino más fácil para integrarse en la empresa. Sin embargo resulta algo pedante esa sensación de superioridad que transmite a lo largo de todo el libro, como si ella, fuera la única conocedora del bien y del mal. Aún y así no puede evitar en algunos momentos sufrir lo que ella llama el “giro paranoico Runway” en los que reconoce el gran trabajo que realiza su jefa, y como no podría hacerlo si no fuera dura y exigente. Sin embargo, al final Andrea resulta tan snob y recalcitrante como aquellas personas de las que se burla.
En conclusión, una novela muy entretenida, para aquellos a los que les guste saber más sobre la buena vida, los regalos caros y muchas marcas. Mi único consejo es el de no tomárselo demasiado en serio, y por supuesto, ser justos a la hora de posicionarse por una parte u otra (solo si es imprescindible hacerlo)