
Mientras estaba adelgazando, Billy y la condesa hicieron una expedición a Hermès, donde Billy compró dos cinturones, uno ancho para sujetar el abrigo y el otro estrecho, para ceñir los jerseys. Compró también su primer pañuelo de Hermès. Lilianne le había explicado que, con una falda bien cortada, un buen par de zapatos, un jersey decente y el indispensable pañuelo de Hermès, cualquier francesa se siente tan bien vestida como la reina de Inglaterra, la reina de Bélgica o la condesa de París, esposa del pretendiente al trono de Francia, pues así es como visten estas damas en la vida privada.
Scruples. Judith Krantz