Sobre todo si son de Tecnicolor. Siempre he querido que mi vida tuviera los colores de Tecnicolor.
Todos saben quién es Anna Wintour o Carine Rotfield, Puede que incluso Yolanda Sacristán pero si nos sacan de ahí, ¿ alguien conoce algún otro editor/a? Así que queda inaugurada ésta sección que trataré de hacer lo más objetiva posible.
Andrés Rodriguez es el editor de la revista Esquire, así como el fundador del grupo editorial Spainmedia que se encarga de publicarla junto con RobbReport y Harper's Bazaar.
¿Cuál es su historia?
Su trayectoria ha estado constantemente relacionada con las revistas. En el grupo Prisa se dedicó a la división de revistas del grupo y unos años más tarde se animó a traer la revista Rolling Stone respaldado por el grupo Prisa, la cual dirigió durante 5 años.
Finalmente se decidió a convertirse en su propio jefe y se fue a Nueva York para conseguir la licencia para editar Esquire en España. Algo difícil si tenemos en cuenta que iba flying solo.
De momento Spainmedia posee la licencia para diez años de Esquire y lleva desde su primer año obteniendo beneficios, el cual, no olvidemos que es el primer objetivo de cualquier empresa.

La relación Miranda-Anna, repetida hasta la saciedad no tiene ninguna importancia. Como ya he dicho, yo me la leí sin conocerla, y aún y todo me gusto. Uno de los puntos más interesantes de la novela a mi modo de ver es el retrato de la alta sociedad New Yorquina. La escritora nos muestra sin piedad un mundo de arrivistas, caprichosos, sumergidos en una vida de despilfarro, en el que los pañuelos de Hermès se utilizan como kleenex. ¿A quién no le gusta conocer la vida de los ricos y famosos? No obstante, es una lástima ver que no profundiza demasiado en esos personajes externos. Incluso en el caso de Miranda Priestly, a quién se puede comparar con Rebeca de Daphne du Maurier por su omnipresencia a lo largo de la novela, resulta algo plana a fin de cuentas. Lauren Weisberger parece demasiado concentrada en enseñar lo dura que es su vida, lo que en lugar de sentir simpatía por ella, consigue que le cojamos un poco de manía.
Uno de los puntos más interesantes de ésta novela es la evolución de Andrea, la protagonista. Como al principio parece completamente desconectada del mundo de la moda (y orgullosa de eso) para luego ir rindiéndose reconociendo que es el camino más fácil para integrarse en la empresa. Sin embargo resulta algo pedante esa sensación de superioridad que transmite a lo largo de todo el libro, como si ella, fuera la única conocedora del bien y del mal. Aún y así no puede evitar en algunos momentos sufrir lo que ella llama el “giro paranoico Runway” en los que reconoce el gran trabajo que realiza su jefa, y como no podría hacerlo si no fuera dura y exigente. Sin embargo, al final Andrea resulta tan snob y recalcitrante como aquellas personas de las que se burla.
En conclusión, una novela muy entretenida, para aquellos a los que les guste saber más sobre la buena vida, los regalos caros y muchas marcas. Mi único consejo es el de no tomárselo demasiado en serio, y por supuesto, ser justos a la hora de posicionarse por una parte u otra (solo si es imprescindible hacerlo)

Me gusta despertar por la mañana, y antes de levantarme, repasar mentalmente todo mi armario para decidir qué ponerme. Considerar a dónde tengo que ir o que imagen quiero transmitir. Incluso enfadarme por “no tengo qué ponerme”.
Me gusta que la gente me pregunte si mis pantalones son nuevos o que me digan que tengo un estilo muy personal (esto puede ser tanto un cumplido como un insulto), destacar por bien, que pasar desapercibido por mal.
Me gusta fijarme en lo que lleva la gente, y deducir el por qué de esa elección. El descubrir que si hacemos uso de “las células grises” podemos saber con bastante exactitud cómo es una persona e incluso de que barrio es.
Y sin embargo, no me gusta hablar constantemente de ropa. En su mayor parte porque la gente no tiene mucha idea, pero sobre todo, porque prefiero hablar de libros (que no han leído) o películas (que no han visto) o de lo que sea.
Y ¿sabéis por qué también? Porque es reconfortante tener un “guilty pleasure” , una doble vida en internet. Voltaire decía que debemos cultivar nuestro jardín, como medio para mejorar el mundo. Bueno, yo prefiero hacerlo por aquí.