Desmontando mitos. En Paris todo el mundo viste bien


Desmontando mitos. En Paris todo el mundo viste bien.

Este post está absolutamente basado en mis experiencias personales y puede no corresponder a la realidad.

Absolutamente falso. Las generalizaciones son malas, malisimas, aunque yo haga mucho uso de ellas. No se puede decir con rotundidad que en Paris todo el mundo viste bien como no se podría decir que en Madrid se viste mal.

La clase alta

Paris es una ciudad con más de 2 millones de habitantes. Algunos de ellos viven en Neully-sur-Seine y son de clase altisima. Que visten de las marcas “de toda la vida”: Burberry's, Lacoste, Hermès, y van a Lafayette cuando necesitan “básicos”. Gente de la que se hace las camisas a medida con sus iniciales y para los que la moda es algo a seguir con pies de plomo. Gente bien de toda la vida, de lo que no buscan “faire étalage”. Ellos piensan: tenemos dinero, nuestros amigos lo saben, y ellos a su vez también lo tienen, pero eso no es excusa para ir pregonándolo.

Familias en las que las mujeres heredan no solo joyas y muebles, también reciben pañuelos de Hermès de hace más de 30 años aún en sus cajas naranjas, apenas gastadas. Familias en las que padres e hijos se compran el mismo modelo de polo o jersey aunque en tallas diferentes. El padre lo llevará con un pantalón de pana marrón y el hijo con unos vaqueros, cuestión de generación.

En general, el dinero viejo no sigue demasiado la moda. O mejor dicho, la moda de las revistas o de los blogs. Ellos tienen su propia etiqueta, y aunque muchos arribistas la crean fácil de imitar, su ojo, realmente entrenado, es capaz de diferenciarlo. Y si no, en cuanto hable. Que por la boca muere el pez.

En una época en la que cualquiera puede comprarse cualquier prenda, es el savoir-faire lo que realmente importa. Porque el pedigrí no se puede fingir.

Cholate con churros


Y espero ver algún día en "The Selby" una bandeja tal que esta, con churros en lugar de macarons.

La utilidad de lo bello


La utilidad de los artículos valorados por su belleza crean una dependencia muy íntima.
Una chuchara de plata labrada a mano, de un valor comercial de 10 dolares, no es más útil (en el primer sentido de la palabra) que una cuchara del mismo material hecha a maquina. Probablemente será incluso menos útil.
Inmediatamente se duduce que la primera chuchara agrada a nuestro gusto, a nuestro sentido de lo bello, en tanto que la otra, no tiene ninguna función útil aparte de su eficacia bruta.

Hábitos mentales populares

¿Cómo llega la moda de las pasarelas a las amas de casa cuarentonas de barrio? Me pregunto yo.

La clase elevada no puede efectuar a capricho una revolución o una inversión repentina de los hábitos mentales populares relativos a cada sector. Para que cualquier cambio llegue a empapar a la masa y cambiar la actitud habitual del pueblo, se requiere tiempo; especialmente si se trata de cambiar los hábitos de aquellas clases que están socialmente más remotas del cuerpo donde irradian los campos.


Teoría de la clase ociosa. Thorstein Veblen. 1899

Psicologia de la moda


¿Qué te has puesto?

El traje chaqueta que me probé el otro día.

El rojo. Un color fuerte, como de semáforo diciendo “detente”

Felipe y Letizia. 2010


¿No es estupendo todo lo que puede decir la ropa que escogemos? Para que luego nos digan que no hay que fiarse de las apariencias.

Defunct Fashion


Anna Wintour dice que la moda no trata de mirar hacia atrás, si no hacia adelante. Siento discrepar. La historia nos demuestra que todos los sucesos se repiten, con distinto factores pero se repiten. Y la moda no va a ser distinta. Es lo que tienen los ciclos. Una cosa nueva no es más que algo viejo que se había olvidado.

En el mundo de la moda, yo me he dado cuenta de que a la hora de hablar de ropas de otras épocas, recurrimos al cine para visualizarlas. A veces son muy concretas pero en otras fallan no son mas que una reproducción desde nuestra época.

Por eso me gusta tanto Defunct Fashion, por que por una vez, se nos enseñan las ropas sobre las que leemos, sin los “filtros” del cine. Y al perder el encanto, ganan en realismo. Que cada cual vea qué prefiere.

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Anna Wintour says that fashion is not about looking back, but about looking forward. I disagree. History shows than all events get repeated once and again, only with different characters. And fashion is not different. A new thing is nothing more than an old thing that got forgotten.

When we talk about other eras' clothing, we tend to imagine them through the films. And films are not always too accurate I'm afraid. Sometimes they don't show the real style, but a reinterpretation they make from our time.

That's why I love so much Defunct Fashion, because, for once, cloths are showed with any filter. And even if they lose the charm, they win in realism. Let each one decide what they prefer.

Llega el frío


Vuelve el frío.

Y con él los guantes, las bufandas de punto o las de Burberry's. Las medias y los calcetines gordos. Las camisas de oxford azúles y las mujeres con abrigos de pieles. Las botas de agua y los paraguas como carpas de circo.

Los maravillosos peinados que crea el viento y los jerseys con dibujos nórdicos.

El ceremonial del té, o del café, colacao, o lo que sea, mientras este caliente. Y el tirarse en el sofa con un libro (Nancy Mitford y su "A la caza del amor" es genial para el invierno) o una pelicula. Los pijamas de franela y los edredones gigantes. Uno tiene la sensación de que nada malo puede pasarle bajo un edredón bien mullido.

Y las bolsas de agua con funda de tartán. Y tartán, tartán por todas partes.

Definitivamente, con el frío, todo es estéticamente más hermoso.