Soy una persona que disfruta con una buena discusión. Pero eso si, con gente que sabe discutir. Que expone bien, que explica, que contrasta.
Ayer me vi envuelto en una de esas discusiones que parecen más monólogos. El tema era el consumismo. Y habló esta persona.
Me callé cuando habló de conspiraciones, me callé cuando inventó porcentajes, y me callé cuando hizo uso de datos que no pueden existir (tuve buenos profesores que me inculcaron la costumbre de desconfiar de ciertas fuentes) pero no me pude callar cuando habló del mundo de la moda. De las tendencias como invento exclusivo de los empresarios.
- Perdona pero creo que estás equivocado. Cierto que ahora se fomenta más el cambio de tendencias para aumentar las ventas pero la moda es algo mucho más antiguo.
- Hace cincuenta años la gente no tenía esa necesidad de comprar porque los demás dijeran que estaba pasado de moda - me interrumpe.
- ¿Ah no? ¿Eso crees? ¿Qué me dices de las modistas que copiaban diseños de revistas extranjeras? ¿Era para ganar dinero? ¿O por el consumismo? Pero retrocedamos un poco más. Vayámonos un poco más atrás, al periodo de entre guerras, en el punto más alto de las casas de costura. ¿Acaso esas mujeres compraban esas ropas porque la televisión (o los periódicos, revistas o la radio) les decía que haciéndolo serían más felices? O los dandys con sus trajes a medida y corbatas, pañuelos y sombreros. Por supuesto existe un punto psicológico en todo este asunto, pero es completamente injusto decir que este comportamiento se debe únicamente al marketing.
Retrocedamos un poco más, a la corte francesa en su momento de mayor decadencia. ¿Acaso se endeudaban los nobles porque consideraban que satisfacían una necesidad? Por supuesto que no. Una vez más vienen por detrás otros motivos principalmente el de status. E incluso hay tribus africanas en la que se ha descubierto un cambio de estilos en los collares de las mujeres debidos solamente al punto cíclico de la ropa y los complementos, puesto que a todos nos gusta cambiar.
Y no hay que olvidar una cosa: uno siempre va a querer estar por encima de su vecino. Ya sea con el coche o la ropa, o con su cultura e ideas (que por supuesto serán las únicas correctas).