Lo básicos


Hace ya unos cuantos años se empezó a colar en nuestro vocabulario la palabra "básicos", de forma sibilina, sutil, como suelen hacerlo todas estar palabras. 

Si mi memoria no me falla, creo que fue por Zara y su colección homónima. La cuestión es que en un principio, los básicos se referían a las prendas sencillas (camisetas, jerseys, pantalones) simples, que hicieron su aparición después de la moda de las camisetas con frases ¿ingeniosas?

Sí, yo tuve unas cuantas de esas, el que esté libre de pecado que tire la  primera piedra. 

Pero con el tiempo en las revistas empezaron a surgir páginas que decían cosas como: Los básicos para este verano. 

Y es que lo de básicos da mucho juego. 

Yo prefiero quedarme con la idea original. 

¿Alguna vez se os ha antojado una camiseta azul marino con cuello redondo y no la habéis encontrado porque ese año se llevaba el turquesa de cuello uve? 

Me gustan los básicos, que a menudo se fusionan con los clásicos sin poder distinguir uno del otro. Creo que el hecho de ser un hombre ayuda a esto, por supuesto. Pero los básicos en general tienen algo muy muy útil a su favor: 

Nos permiten vestirnos mucho más rápido. 

Sí, nada de líos de si esta camisa va con estos pantalones, esta camiseta con esa cazadora. 

Y por lo que ahora veo en las tiendas, los básicos volverán a aparecer. Una vez que nuestra mente vuelva a cansarse de tanto esta,pado pesudo hipster o de colores llamativos, volveremos a encontrar básicos. 

Yo de momento seguiré comprando en Uniqlo. Donde SIEMPRE hay básicos. 

La importancia de la ropa

Tienes un pelo precioso, Katherine. ¿Te molestaría que intentara hacerte un peinado nuevo?

Katherine se encogió de hombros.

- No, hazlo. Sé que mi peinado es un espanto, pero no tengo tiempo de estar rizándome el pelo todo el tiempo. No tengo vestido de fiesta. ¿Podré ir con el verde de tafetán?

- Tendrá que ser ése, aunque el verde es justamente el color que no deberías usar, querida Katherine. Pero te pondrás un cuello rojo de gasa que te he hecho. Sí, lo harás. Tendrías que tener un vestido rojo Katherine.

- Siempre he detestado el rojo. Cuando fui a vivir con el tío Henry, la tía Gertrude me hacía usar delantales de un rojo intenso. Los otros niños de la escuela gritaban “¡Fuego!” cuando yo entraba con uno de esos delantales. Además, no tengo paciencia para la ropa.

- ¡Que Dios me dé paciencia a mí! La ropa es muy importante – dijo Ana en tono severo, mientras trenzaba y recogía el cabello de Katherine. Observó su trabajo y vio que era bueno – Hay tanta gente desabrida que realmente cambiaría muchísimo si hiciera un esfuerzo…


“Hace tres domingos, en la iglesia… ¿Recuerdas el día en que el pobre señor Milvain dio el sermón y estaba tan resfriado, que no se le entendió nada? Bien, pase el tiempo embelleciendo a las personas que me rodeaban.  Le puse a la señora Brent una nariz nueva, ricé el pelo de Mary Addison, y al de Jane Marsden le di un enjuague con limón. Vestí a Emma Dill de azul en lugar de marrón, a Charlotte Blair la vestí con rayas en lugar de cuadros, saqué unos cuantos lunares y afeité los bigotes caídos de Thomas Anderson. No los hubieras reconocido cuando terminé con ellos. Y salvo en lo referente a la nariz de la señora Brent, los mismo podrían haber hecho lo que hice yo. 

Ana la de Álamos Ventosos - Lucy Maud Montgomery

Los sombreros en el cine

El sombrero. 

Esa prenda que por arte de magia ha desaparecido de nuestros con la vergonzosa excepción de algún sombrero de paja del H&M o la boina en algunos puntos de la geografía. 

El cine, siempre me ha parecido un gran reflejo de cada época, y ARTE, ese canal francés que combina gran contenido con aburridos documentales de relleno, presenta un interesante vídeo sobre este complemento en el cine. 



Aunque por supuesto echo de menos algunos sombreros...