Y cuanta razón demuestra tener Daphne Guinness. ¿Cuántas veces nos vemos obligados a tragarnos nuestra forma de ser, nuestras preferencias más de lo que nos exigen los buenos modales?
Conozco a un chico, que por motivos que no vienen al caso, debe comportarse como un Pelayo de la vida, cuando en realidad, el preferiría unos mocasines y un simple polo.
Admitidlo, lo primero que a uno se le ocurre es exactamente lo opuesto.