Linealidad

El estilo personal es algo que no se debería discutir. Nos puede gustar o no, y punto. Ya de ahí, podemos decir lo feo que nos parece, lo hortera que es e incluso, para ser un poco buenos, lo bien que le sienta.
Yo acepto, bueno, tengo asumido, que hay muy pocos estilos que me gustan fuera del mío, pero los, ejem, respeto. Lo que no puedo soportar es la falta de linealidad.

Cada mañana me cruzo con una chica de unos 18 años. Mona, delgada, tonta (sí, la he oido hablar) . Se dice que cuando se es joven, se pueden cometer locuras. Vale. Pero no vale lo que hace esta chica.
Un día me vino rollo skater con zapatillas anchas, sudadera 10 tallas mas grande y una visera ladeada. Bueno – me dije – es su estilo.
Otro día, me la cruzo, e iba vestida de “colegiala” . Desde luego no se parecía nada al uniforme de mi colegio de monjas. Era más bien la clase de uniforme que pondrían a una actriz en un película porno: Taconazos, medias, mini mini falda escocesa y camisa con corbata suelta.
Lo mejor fue el otro día: llego con una falda amarilla “llamativa”, una camiseta azul con volumen en las mangas y una diadema. Vamos, no le faltaban ni los enanitos para ser Blancanieves, por que eso si, hay un grupo de chicos que siempre babea detrás de ella.

Le hablaba de esta chica a una amiga mía y me decía: Bueno, tu ya conoces a S. Ella también suele ir de lolita japonesa a clase.
Hay una diferencia – le dije – S. va siempre de Lolita, mi chavala tonta, no.

Por eso digo que puedo respetar distintos estilos, pero siempre que se sea coherente y lineal. La ropa es divertida, podemos jugar con ella, experimentar, variar.
Pero no olvidemos que existe una cierta diferencia entre experimentar y disfrazarse.
Que los carnavales están cerca, pero solo duran 4 días. La Cuaresma, 40.