Cuenta la leyenda, que un joven pastor de Efeso llamado Eróstrato destruyó el templo de Artemisa llevado por un ansia irrefrenable de alcanzar notoriedad.
Al descubrirse la intención del incendiario, se prohibió bajo pena de muerte el registro del nombre de éste para las generaciones futuras, lo cual, evidentemente, no bastó para borrar de la historia ni el nombre ni tampoco la acción. La acción realizada por Eróstrato, y su intención de lograr la fama a cualquier precio han tenido eco en la modernidad.
En el ambiente académico de la psicología se denomina Complejo de Eróstrato al trastorno según el cual el individuo busca sobresalir, distinguirse, ser el centro de atención. Y mi pregunta es, ¿No os suena todo esto familiar?
3 comentarios:
pues un poquito sí... croe que conozco a unos cuantos. :p
Un abrazo,
Jose
Así de pronto me vienen a la mente varios Eróstratos de la vida... lo bueno es que son muy faciles de detectar, eso es lo grande, que en cero coma los calas.
Aplausos, es una de las mejores reflexiones que he leído de tu blog (y mira que muchas me han gustado).
Saludos!!
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