Este invierno se lleva el color

Sencillo, claro, eficaz.
Un buen anuncio

Mimos

Hay algo que ha cambiado en las tienda. No hablo de las modas, ni de la calidad ni cosas del estilo. Hablo del servicio. Me di cuenta de eso cuando hablaba el otro día con una amiga. Me decía que no entraba a una tienda (de una marca conocida y de precios medios-altos) porque odiaba que las dependientas le atosigaran.
Puede que os digáis, estoy de acuerdo, o no, pero ¿a que viene?
Y es que antes, la gente iba a una tienda y esperaba que le aconsejaran, que le sacaran tallas, modelos cómodamente sentado. Porque antes no existía eso de: ir a mirar. Se iba de compras porque se necesitaba comprar algo.
Hoy en día, con tiendas como Zara, y haciendo por enésima vez un símil con la comida, nos hemos acostumbrado a un estilo de compra de “self-service”: Cojo lo que quiero y luego lo pago. De nada sirve preguntar a la dependienta de turno: solo tenemos lo que hay fuera, uno se busca la vida. Podría hablar del perfil de las dependientas pero ese sería otro tema.
A lo que voy es que, nos hemos acostumbrado de tal manera a no depender de nadie, que cuando uno es atendido, se siente incomodo. Como esa gente que quita la botella de vino al camarero para servirse uno mismo.
De lo que no parecen darse cuenta es de que, en las tiendas que juegan en primera división, uno no sólo paga la prenda, sino la experiencia de comprarla. Es como ir a Disneyland: no es montarte en la atracción, es pasear, sacarte la foto con Mickey y comprarte la diadema con las orejas.
En las tiendas ocurre lo mismo: pagas por que una dependienta te trate educadamente, te sonría, intente complacerte e incluso a veces, te den algo de beber. ¿Y pierde la prenda por comprarla más barata por Internet o en un outlet? Probablemente no. Pero seamos sinceros, ¿a quién no le gusta que le mimen?

Notas manuscritas

Puede que este tema no parezca que tiene mucha relación con la moda, pero como decía Coco Chanel: la moda está en todas partes, en la calle y en la gente. Aunque puntualizando, supongo que tiene más que ver con la elegancia.
Otro tema que siempre me ha gustado tratar. ¿Qué es lo que diferencia a dos pesonas igualmente vestidas? de, Chloè, por poner un ejemplo. Por supuesto no es lo que llevan, sino lo que hacen.

Lucy Kellaway es columnista en el Financial Times y aunque sus artículos suelen estar dirigidos al mundo de la empresa, siempre se puede sacar algo en limpio para nosotros. Una especia de Benchmarking.

Recuerdo un articulo (ya no está, por desgracia) que me gustó especialmente en el que hablaba de la utilidad de escribir notas y agradecimientos manuscritos para elevar la motivación de los trabajadores. En un mundo dominado por Iphones, Blackberrys, Facebook y Whatsapp, una nota, una carta tiene el valor de mostrar a alguien que es especial. Ponía el ejemplo de un director que en lugar de mandar un email de agradecimiento a su equipo por la realización de un proyecto, les había escrito una nota. A pesar de ser la misma para todos, los trabajadores, inconscientemente, apreciaban la molestia de escribir, y sin darse cuenta, quedaba constancia del agradecimiento.

Escribir cartas, notas y agradecimientos parece más una costumbre de nuestros abuelos pero ¿Por qué no felicitar por carta? Creo no ser el único al que le hace ilusión recibir correo, por eso la persona a la que se lo mandemos, podemos asegurar que lo agradecerá. Cierto que no estamos en Las amistades peligrosas, pero siempre hay alguien a quién escribir. Christmas, cumpleaños, agradecimientos, o sencillamente una carta a un amigo en el extranjero.

Eso es lo que marca la diferencia. Eso, quizás, sea la elegancia.

Verdades y mentiras de por qué compramos

¿Por qué leer Buyology?
Porque como dice el propio autor, es conveniente conocer los trucos de las empresas y comprar algo porque verdaderamente lo queremos.

Por que resulta increíble que el cerebro tarde solo dos segundos en tomar la decisión de comprar algo.

Porque las empresas cada vez utilizan técnicas cada vez más sutiles para su publicidad (muy interesante la forma de hacer publicidad de Coca-Cola en American Idol)

Porque se nos demuestra que el sexo, digan lo que digan, no vende. E incluso puede resultar contraproducente.

Porque el capitulo de las “neuronas espejo” es fascinante. ¿Cómo puede ser que una nueva moda que al principio odiamos acabe gustándonos? ¿Cuál es el éxito de los auriculares blancos de Appel?

Porque después de leer “El retorno de Keynes” se agradece leer un libro serio pero ameno.

Porque al acabarlo uno tiene la sensación de estar preparado para trabajar en Sterling&Cooper.